ASÓMATE SIN MIEDO



ASÓMATE SIN MIEDO:

Te regalo mi sonrisa, te ofrezco mi imaginación y pongo a disposición toda mi fantasía. ¿Crees en la magia? ¿Necesitas sentirte bien? ¿Necesitas unas gotitas de optimismo? Has llegado a tu refugio, prometo evadirte y tatuarte una sonrisa. A través de esta ventana el aire siempre será fresco y por ella podrás entrar y salir. ¿Te atreves?

24/6/10

QUIERO QUE SEAS MI CHICA


BSO recomendada: Puede ser (Conchita)

Apenas hacía un par de semanas que nos habíamos confesado mutuamente nuestra atracción, habían sido largas noches de maratonianas sesiones de Messenger, de sonreírle a un monitor que nos catapultaba a olvidar ilusiones frustradas y nos invitaba a emprender el camino hacia la maravillosa experiencia de querer, y sobretodo de ser querido.

Apenas habíamos podido vernos tres veces, siempre con un frenético reloj como testigo de nuestra clandestinidad, disfrazados de cenicientas privadas de bailar. En nuestra tercera cita, conocedores de nuestros sentimientos, testigos de lo que los ojos nos transmitían y tras superar la timidez que nos había atenazado hasta ese momento pudimos degustar nuestros labios, acariciarnos las mejillas y fundirnos en un apresurado abrazo de despedida.

Y entonces llegó ese domingo de mayo, en el que el sol despertó tras muchos meses de frío y lluvias, pleno y generoso para ofrecer el mejor decorado al encuentro definitivo.

Habíamos quedado en un restaurante para comer, sin prisas, sin planificar nada, esperando que la magia y la atracción hicieran el resto. Ningún reloj nos coartaba, ninguna obligación nos atenazaba, la vida nos había reservado ese día para nosotros.

Una de bravas, una de chocos, aceitunas rellenas, varias croquetas y unas cervezas. No procedía tomar café, las mariposas hacían demasiadas travesuras en nuestros estómagos como para teñirlas con cafeína.

No habíamos planificado nada, la magia nos estaba convocando pero no sabíamos en que escenario debíamos encontrarla. Tras pagar a medias la cuenta empezamos a andar sin rumbo, degustando el placer de agarrarnos las manos y dedicarnos algún que otro beso.

Un gran teatro nos sugirió el escenario perfecto, una playa de sol anaranjado nos cautivó, de manera que nuestros pasos se dirigieron a ella por ley no escrita. A pies descalzos y con zapatos en mano buscamos una loma amiga, que nos refugiara del miedo y nos atrincherara nuestra intimidad.

No podía dejar de mirar esos ojos verdes y Nina no podía dejar de estudiar cada sonrisa, cada pliegue de mi cara, cada gesto….

Las caricias suaves, los besos tiernos, las miradas intensas y los corazones apresurados. Dos cuerpos temblorosos y febriles esperaban conocerse, dos almas huérfanas cuchicheaban a escondidas interpretando a un cupido invisible cargado de flechas.

Y entonces llegó ese beso largo, el definitivo, el que nos encomendaba a probar suerte, a perder los miedos, a emprender un nuevo viaje, más bonito, más pleno, un viaje de solo ida.

La pasión requería de paisajes más íntimos, alejados de miradas curiosas, de mentes cerradas y de voayeurs profesionales y abandonamos la playa, dejándola huérfana y con la miel en los labios.

Llegamos a casa, atenazados por vergüenzas retomadas y otra vez esa timidez estúpida, mirando marcos de fotos, saludando a la mascota de turno y disculpando el desorden en casa de quien no espera ninguna visita. Busqué su mirada, la provoqué, la seduje con una sonrisa y una leve caricia en la mejilla. Nuestros labios volvieron a encontrarse, premonitorios de delicias amatorias, las miradas tiernas confesaban nuestros deseos, y los abrazos proclamaban juegos hasta ayer prohibidos.

Manos valientes osaron escabullirse bajo la ropa, cuerpos arqueados cedían espacio a los dedos traviesos. Cinturones que poco a poco se escurrieron por sus hebillas, botones que se desojalaron con torpeza, mangas que se resistieron a desenfundarse de sus brazos y ropa que se esparció en la antesala de una habitación, fueron suficientes para rendir nuestros cuerpos a un deseo incontrolado.

Nos tumbamos en la cama, entrelazando piernas, interactuando caricias, sorbiendo besos, preparando nuestros cuerpos al escándalo del amor…La amalgama estaba lista para la fusión corporal, era el momento de volver a ese beso definitivo, el que nos rasgaría los últimos temores y las últimas vergüenzas, el último paso antes de que los dos cuerpos se unieran al fin.

Deslicé mi mano bajo su cérviz para tornar su cuello y hacerlo mío con mordiscos suaves y besos de fantasía. Con mi otra mano descubría por primera vez el relieve anatómico de sus pechos y recorría en grácil jugueteo mis dedos por los caminos de éstos, presionando en intermitente vaivén cada uno de ellos. Nina hincó sus dedos entre mi enmarañado cabello, destinando su otra mano a acariciar mi pecho con firmeza.

Me apeteció deambular por su cuerpo, esparciendo besos en pechos, ombligo y muslos, deslizando mi mano por las inacabables curvas de sus caderas y entonces añorando su mirada volví hacia su cara, me situé sobre ella, posando mis manos en ella con dedos abiertos para obsequiarle con ese beso definitivo, el que nos embriagó en la playa y que nos había citado en esa cama.

Nuestras pelvis se encajaron tras un acompasado movimiento circular, sintiéndonos lo más cerca que pueden sentirse dos personas, danzando como marionetas pendidas por un mismo hilo. Propuse sacudidas lentas con impulso profundo, Nina arañó mi espalda y yo mordisqueé sus labios sin perder de vista esos ojos verdes que me sulibeyaron desde el primer día. Barry White nos acompañaba con su “you’re the first, the last, my everything” en nuestro íntimo viaje al mundo del placer.

Nina quiso presidir mi cuerpo desde arriba, buscando su propio ritmo, contorneando su cintura en circular compás. El jadeo de ambos se silenció unos instantes, Nina empezaba a notar ese cosquilleo particular, ese hormigueo que descontrola el cuerpo, que libera el placer más poderoso que conoce la raza humana. Ceñí sus senos con fuerza, invadido por su energía, proclamando mi cortocircuito a ultranzas de las sensaciones de ella.

Un gemido sostenido se escapó por su garganta provocando la expulsión de todo mi magma sexual y un alarido feroz. Apuramos nuestros últimos vaivenes rítmicos, intercalando sollozos, musicando pasiones.

Tras consumar nuestro placer, las caricias y las miradas se explicaban sensaciones, se congratulaban de su destino y suplicaban que no acabara jamás esa magia que acababan de compartir.

No puedo decir que así acabó ese maravilloso día, por que por mucho que nuestras vidas de Cenicienta nos desafíen, por muchos relojes que nos coarten nuestros encuentros, ese día jamás acabará.

21/6/10

MORGANA

BSO obligatoria: Millow (Ayo Technology)

Se llama María José y se le conoce por éstas lares como Morgana. Puedo decir con todo el orgullo del mundo que es una de las personas más especiales que he conocido entre nuestra comunidad de bloggeros. La tiparraca en cuestión ha tenido una vida muy jodida y no voy a entrar en detalles por que no me corresponde, pero su situación personal es un continuado ir y venir de bofetadas y puñetazos en la boca. Cada uno de éstos golpes los ha ido encajando y devolviendo a golpe de espada y posteando toda su rabia en letras. Ahora hará una semana, la vida le dio otro puñetazo más, un golpe durísimo, allá donde más le duele, a un familiar muy querido.
Ante su espejo de pie, Morgana Le Fay se ha pintado la cara con pinturas de guerra, ha tensado su arco, ha afilado su espada y las crestas de sus flechas. Se marcha durante un tiempo a otra guerra, a volcarse en los suyos que ahora mismo la necesitan.
Hoy la blogosfera está triste, una lágrima empaña nuestros monitores y amarga nuestros corazones.
Querida Le Fay, se que volverás, aquí te evades y sueltas tus demonios, aquí afilas tu espada, aquí reparas tu armadura, aquí abrevas a tu corcel… Suerte en tu viaje, mucha fuerza durante el camino, nos dejas mucha paz, nos has enseñado mucho…
Cuídate mucho y cuídale mucho, nosotros estaremos por aquí por si necesitas refuerzos…

Yo proclamo: ¡Big, Big Le Fay!

Hoy no es una historia inventada, hoy no es un cuento, hoy es una putada.

17/6/10

EL PASTOR DE YARIM (REPOSICIÓN)

BSO recomendada: Requiem for a dream

Hace ocho mil años, cruzar el valle que dividía Éufrates y Tigris con un centenar de ovejas no era una misión fácil; los pastores eran presa del incipiente calor del verano y de la ratería y el pillaje de los ladrones de Girsu y Kutallu.

Shulgai era uno de los centenares de pastores sumerios que habitaron las tierras de Mesopotamia y que cada año, tras las lluvias de verano, desplazaba el ganado desde Yarim hasta las orillas del Tigris, donde el verde emergía del secano. Curtido por la experiencia del camino recorrido año tras año, aprendió a guiarse por las estrellas. Con diferentes resinas mezcladas con especias de la zona, fabricó sus pinturas y con éstas, utilizando la piel girada de sus reses muertas fue diseñando planos regidos por las constelaciones.

Con el tiempo, lo que hasta entonces había sido un ingenioso útil para su trashumancia, se fue convirtiendo en una afición. Su estudio de las fases lunares, del recorrido del sol, de la duración del día y sobretodo de la noche fue tan profundo, que desarrolló el primer calendario moderno. El ciclo solar duraba 360 días divididos en cuatro cuartos que coincidían en gran mesura con los cambios de tiempo, las lluvias, los vientos, el calor y el frío.

Ideó un calendario con una tabla, a la que iba añadiendo piedras hasta reunir la cantidad de treinta. De ésta manera sabía exactamente cuando debía empezar su trashumancia y no perecer por el camino con las lluvias.

Su sistema parecía tan fiable, que muchos pastores sumerios y semitas partían junto a él, dado que conocía el camino y el clima.

Convencido y orgulloso de su calendario, pidió audiencia al rey, por aquel entonces, Arag Safer, quien contaba con un cortejo en el que abundaban metalistas, legisladores y artistas, a quienes encomendaba el desarrollo de la actividad tecnológica y social del reinado de Marad, que entonces era el centro neurálgico de Mesopotamia.

Fue recibido por un consejero real, quien escuchó con mucho interés los descubrimientos de Shulgai. Le ofreció ropa limpia, comida y pernocta en un aposento en las dependencias reales.

Realmente fue conducido a un calabozo, donde moró durante ocho años hasta que falleció. Todo el mérito al descubrimiento de un nuevo calendario solar se lo llevó la casa real, de hecho la historia explica que el calendario más cercano al de nuestros días surgió en Mesopotamia, pero Shulgai jamás apareció en la historia.

12/6/10

NACÍ PARA AMARTE

No es que le haya cogido gustito a interpretar el papel de una mujer, de hecho era una entrada programada, pero visto que ha tenido bastante acogida, aquí va un híbrido, explicado desde una mujer a través de las palabras de otro hombre, otro chico, quizás alguien muy parecido a mi.

BSO recomendada: I was born to love you Queen

Era un chico encantador, su timidez y su sentido del humor me hacían sentir bien. Me acompañaba a casa en nuestra tercera cita y aún no había intentado besarme, por eso, al detenernos frente a la puerta de mi casa, estaba dispuesta a ser besada, pero entonces me sorprendió con sus palabras:

-“Quiero decirte que me gustas, que siento lo que jamás sentí, que veo en ti el significado de la palabra felicidad, que te deseo, que quiero vivir mil vidas contigo. Prometo llenar tu corazón de alegría, ofrezco tenderte alfombras rojas a tu paso, me comprometo a hacerte reír y a secar tus lágrimas, te aseguro despertares con caricias, te garantizo que morarás entre colchones de plumas y avalo que tus pasos irán acompañados de pétalos de rosa. Quiero darte el primer beso, que de él descubras el néctar de nuestra felicidad; ambiciono que mi mirada desnude mi corazón y te exhiba mis sinceros sentimientos.” -

¿Le digo que sí?

7/6/10

EL JARDINERO

BSO recomendada: Canon Flamenco (Desconocido)
Con mi bata de seda roja, me asomé a la ventana para admirar el día. Desde la terraza inferior, Antonio, con rastrillo en mano, me observaba, rehuyendo mi mirada a cada giro de cabeza. Hambrienta de cariño y placer quise jugar con él, paseando mi mano por pechos y muslos en sosegadas caricias. El jardinero ya no rehuia la mirada, estaba hechizado y arrebatado. Tendiendo mi cabeza hacia atrás, y con mis caderas en sugerente vaivén, mi mano se deslizó sinuosa hasta mi sonrisa vertical.
Abrí los ojos y Antonio ya no estaba en la terraza del jardín. Ya me había abrochado la bata cuando la puerta se abrió, y en el umbral, estaba él, sin camiseta, con los tirantes colgando a lado y lado del pantalón, Con firmeza me agarró con una mano del cerviz para besarme. Sus bastas manos fueron deshojando mi ropa, y recorriendo mi cuerpo. Me tomó con ímpetu, dominando el tempo, haciéndome sentir títere sexual.